Una diferenciación como decisión política

Natalia Losano*

Resumen

Fue durante aproximadamente veinte años, y a falta de una expresión menos ambigua (adjetivo que utiliza en cada oportunidad en la que lo presenta, dando cuenta de su disconformidad en esta construcción), que Freud definió al inconsciente, junto a su sentido descriptivo y dinámico, como un “sistema” compuesto por procesos inconscientes. En la 31 conferencia: La descomposición de la personalidad psíquica, luego de su texto El yo y el ello, en el que presenta un nuevo cuadro estructural del aparato, Freud pasará a desestimar el punto de vista sistemático del inconsciente, para plantear la existencia de una “provincia” (Freud, 1991, 67) o instancia, el ello, que reemplazará ese uso (tópico) del término inconsciente. Se podría conjeturar, entonces, que la necesidad de sostener una diferenciación entre lo consciente y lo inconsciente, como premisa básica del psicoanálisis, fue, tal vez, una decisión política de Freud.

Palabras claves

Consciente – Inconsciente – Tópica – Política.

Abstract

It was for about twenty years, and in the absence of a less ambiguous term (adjective used at every opportunity in which he presents it, indicating his disagreement in this construction) that Freud defined the unconscious, as a “system” composed by unconscious processes, along with the descriptive and the dynamic sense. Is was in the 31 conference: The decomposition of psychic personality, after his text The Ego and the Id, in which he presents a new structural frame of the psychis apparatus, Freud will dismiss the systematic point of view of the unconscious, to raise the existence of one “province” (Freud, 1991, 67), or instance, the id, which will replace the topical use of the term unconscious. One might surmise, then, that the need to maintain a distinction between the conscious and the unconscious, as a basic premise of psychoanalysis, was, perhaps, a political decision by Freud.

Keywords

Conscious – Unconscious – Topical – Politics.


Si intentamos un breve recorrido sobre el concepto de “inconsciente” en Freud, encontramos que en sus primeros escritos, principalmente en Estudios sobre la histeria, sostenía que era una “viva actividad mnémica” (Freud, 1992, 108) la que, de manera espontánea o por asociación con lo ocurrido durante el día, traía a la conciencia aquellos traumas que generaban las formaciones sintomáticas de sus pacientes histéricas. Luego del estudio de los sueños, de la psicopatología de la vida cotidiana y del chiste, estableció la existencia de un inconsciente que, a partir de la consideración dinámica, de manera eficiente e intensa, afecta la vida determinándola, aun permaneciendo alejado de la percepción consciente. Este “carácter dinámico” de lo inconsciente fue lo que, en sus palabras, “aportó la primer enmienda” (Freud, 1992, 19) para aquello que consideraba, en un primer momento, como lo determinante en los procesos patológicos de sus pacientes.

Fue durante aproximadamente veinte años, y a falta de una expresión menos ambigua (adjetivo que utiliza en cada oportunidad en la que lo presenta, dando cuenta de su disconformidad en esta construcción) que Freud definió al inconsciente, junto a su sentido descriptivo y dinámico, como un “sistema” compuesto por procesos inconscientes. Lo inconsciente, dice, abarca actos y procesos, es decir que se hace presente mediante formaciones como ocurrencias, olvidos, lapsus, chistes, sueños, síntomas; y también implica un funcionamiento determinado. Su núcleo, dirá, consiste en agencias representantes de la pulsión.

En la 31 conferencia: La descomposición de la personalidad psíquica, luego de su texto El yo y el ello en el que presenta un nuevo cuadro estructural del aparato, Freud pasará a desestimar el punto de vista sistemático del inconsciente, para plantear la existencia de una “provincia” (Freud, 1991, 67) o instancia, el “ello”, que reemplazará ese uso (tópico) del término inconsciente. Escribe: “ya no usaremos más ‘inconsciente’ en el sentido sistemático y daremos un nombre mejor, libre de malentendidos, a lo que hasta ahora designábamos así́. Apuntalándonos en el uso idiomático de Nietzsche, y siguiendo una incitación de Georg Groddeck (1923), en lo sucesivo lo llamaremos ‘el ello’” (Freud, 1991, 67). La consideración estructural del aparato aportará la “segunda enmienda” a la concepción del inconsciente, el que, a partir de allí, ya no será una tópica. En su reemplazo, el “ello”, junto con otras dos instancias, el “yo” y el “súper yo”, constituirán una continuación de superficies, que no tendrán una diferenciación tajante, al igual que las tres cualidades que pueden adoptar los actos psíquicos: consciente, preconsciente e inconsciente. Lo inconsciente conservará su sentido dinámico, como pensamientos/procesos eficaces, y su sentido descriptivo, como una cualidad de los actos psíquicos. Será en el Esquema del psicoanálisis que Freud dirá “hemos atribuido a los procesos psíquicos tres cualidades: ellos son conscientes, preconscientes o inconscientes” (Freud, 1991, 159). La separación, de aquí en más, entre esas tres cualidades, no será “absoluta ni permanente.” La oposición imprecisa entre consciente e inconsciente es suplantada por otra, estructural: “la oposición entre el yo coherente y lo reprimido escindido de él” (Freud, 1992, 19). A partir de allí, la escisión del yo es estructural para Freud, quien detalla que “un in-dividuo” (un ello psíquico no dividido) sucede como causa inconsciente de un yo escindido.

Se podría conjeturar, entonces, que la necesidad de sostener una diferenciación entre lo consciente y lo inconsciente, como premisa básica del psicoanálisis, fue, tal vez, una decisión política de Freud, ya que de este modo le fue posible poner bajo la consideración de la ciencia todo un conjunto de fenómenos que, hasta el momento, no habían tenido explicación. En varias ocasiones sostuvo que “el punto de partida” del trabajo analítico es la consciencia, pero sólo para decir que es desde ahí, a partir de las lagunas que se presentan con la percepción consciente, que se puede tener acceso a aquello “Otro”.


* Miembro Fundador y Vocal de Fundación Salto. Coordinadora del Módulo de investigación: La orientación freudiana.

Bibliografía

Freud, S. (1992) Estudios sobre la histeria. Buenos Aires: Amorrortu.

Freud, S. (1992) El yo y el ello. Buenos Aires: Amorrortu.

Freud, S. (1991) 31 conferencia: La descomposición de la personalidad psíquica. Buenos Aires: Amorrortu.

Freud, S. (1991) Esquema del psicoanálisis. Buenos Aires: Amorrortu.