Lacan advirtió, a propósito de lo que entendía como el fracaso de las utopías comunitarias y de las implicancias que esto tenía para la función de la familia, sobre la dificultad en la época para la transmisión de un deseo que no sea anónimo. De allí en adelante asistimos, como respuesta a la situación, a una sobre-oferta de intervenciones para la infancia. Paralelamente escuchamos a los padres decir que no saben o no tienen qué transmitir a sus hijos para que éstos puedan orientarse.

En este contexto nos preguntamos cómo sostener una práctica con niños que se sostenga en lo difuso de ese mar de discursos. Un psicoanálisis que brinde la posibilidad de que emerjan, en el niño, elementos que establezcan alguna variabilidad de solución respecto de aquello que, para la época, debía ser pero ya no funciona.