El bibliotecario está leyendo a Oscar del Barco

“Es como si el canto exigiera el despojo más grande, la pobreza llevada hasta el exagerado olvido de los nombres, para desde allí, desde esa situación a la que sólo podemos denominar sacra, ir dejando brotar la palabra, dejando, porque en el abandono únicamente es posible dejar, que las palabras tomen la iniciativa, como alguna vez pidió Mallarmé, y conformen el canto”. (del Barco, 2010, 296).

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