El bibliotecario está leyendo a Jacques Lacan

“La segunda, diferente, que es presentificada en el tomo -es la palabra apropiada- del progreso de nuestra ciencia, es un “yo escribo”. Yo escribo aún cuando es para seguir la huella de un escrito ya marcado. El desprendimiento de la incidencia significante como tal, significa nuestro progreso en esta aprehensión de lo que es saber; lo que yo he querido recordarles, no a través de esta anécdota sino de esas réplicas muy bien forjadas, y que, de alguna manera designan ella su lugar por ir a situarse en un nuevo manejo de estas marionetas esenciales a la tragedia que es verdaderamente la nuestra propia, la de Hamlet, sobre la cual me he abocado ampliamente a la localización del lugar como tal del deseo, designando con esto lo que ha podido, hasta acá, parecer muy extraño: que exactamente cada uno haya podido leer allí el suyo” (Lacan, 1967, 41).

Imagen Fondo