«Puedo comenzar diciendo que el psicoanálisis no es hijo de la especulación sino el resultado de la experiencia» (Freud, 1991, 207).

«Por cierto, el psicoanálisis no es una cómoda panacea para el sufrimiento psíquico (…); al contrario, solo su aplicación permitió esclarecer las dificultades y los límites con que tropieza la terapia en esas afecciones» (Freud, 1992, 245).

«Hacía mucho tiempo que el concepto de lo inconsciente golpeaba a las puertas de la psicología para ser admitido. Filosofía y literatura jugaron con él harto a menudo, pero la ciencia no sabía emplearlo. El psicoanálisis se ha apoderado de este concepto, lo ha tomado en serio» (Freud, 1991, 279).