Respuesta de la Fundación Salto a Nuevos avances en el “Autismo de la Mente”

La Mente y Lo Mental

Los planteos de Alan Turing (1950) ya no parecen escandalizar a nadie. No resulta tan extraño encontrar hoy afirmaciones tales como: el cerebro funciona como un procesador de información. El avance de las ciencias de la cognición (inteligencia artificial, neurociencias, psicología cognitiva, etc.) ha permitido hipotetizar fenómenos como este.
Sería importante, entonces, conocer cómo funciona un procesador (ordenador) de información, pero sería más interesante preguntar cómo se espera que funcione. Las respuestas y debates rápidamente se multiplican: hay quienes pretenden, por ejemplo, que funcione con definiciones transparentes y simples, en donde el objetivo es alcanzar la absoluta precisión lógica; otros, por ejemplo, prefieren que sea mediante tejidos, o nudos de definiciones circulares donde cada una, contrastando con la otra para mirar las cosas desde perspectivas diferentes, le otorgue significado al resto. Esta diferencia no es menor, se juegan en ella dos concepciones de lo humano.
Pero, de cualquier modo, parece estar consensuado que, funcione como funcione, el cerebro es la causa de la mente; es decir: la mente es un fenómeno biológico. Sin embargo, no hay que apresurarse dando por sentado que se acuerda sobre qué es lo biológico; por lo pronto, que el cerebro funcione como un ordenador indica que, a priori, su andar está sujeto a un sistema de números y reglas. Lo que conlleva por supuesto un costo. Habitualmente esto no es advertido.
Tal vez sea necesario reflexionar sobre el hecho de que hay biologías, por un lado, pero hay, también, políticas sobre esas biologías, por el otro. Entonces ¿Hay biología o hay tensión?
Además, estos planteos parecen reducir la naturaleza humana al nivel de un artefacto. Probablemente así sea, sin embargo, estos artefactos se sujetan a (se tensionan con) las disputas sobre evolución, biología, lógica, etc. Y los productos particulares de dichas tensiones emergen, una y otra vez, destacando que la dimensión temporal (lo nuevo) juega su partida en estos asuntos.
Si la mente se muestra, por ende, como un producto computable, medible, biológico; la experiencia no computable funda la presencia de lo mental.
Es posible que pueda considerarse, entonces, una salud de la mente, pero ¿salud de lo mental?
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Notas
Texto producido en el Trazo temático “Del Psicoanálisis y la Cibernética”.
Referencias
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