El bibliotecario está leyendo a Martyn Lyons

“Después del colapso de las instituciones romanas de enseñanza, la Iglesia jugó un papel de liderazgo en la promoción de la cultura escrita, pero su evolución fue muy gradual. A veces se insertaban puntos (llamados “interpuntos” por entonces) entre sílabas y palabras. Otras veces se insertaban espacios para “airear” el texto, pero al principio no se hacía de manera sistemática ni regular. Sin embargo, hacia el siglo XII, la separación de palabras ya se había universalizado en Europa, y surgió un sinnúmero de marcas de puntuación e indicadores en los textos que ayudaban a su comprensión”. (Lyons, 2012, 49).

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